Los últimos días han dejado claro que la administración de Carlos Alvarado es totalmente incapaz de reducir el gasto público y la enorme ineficiencia del aparato estatal. Si bien anuncia en su plan rescate que el enfoque del mismo es ayudar a aquellos más afectados por el coronavirus con subsidios mensuales, no se menciona mucho el hecho de que los salarios públicos no esenciales se mantendrán al 100 por ciento. Es realmente impresionante y a la vez lamentable que ni en tiempos de crisis, la Presidencia tenga la capacidad de afrontar la realidad nacional y de ajustar el sector público a la misma.
Mientras países como Uruguay anuncian cortes del 20 por ciento para los salarios del presidente y jerarcas, además de otras rebajas temporales para el resto de los pagos, Costa Rica mantiene injusticias como las pensiones de lujo y los altos salarios de funcionarios públicos no esenciales. Por otro lado, Alemania recortará los presupuestos de sus ministerios para así poder financiar sus planes de rescate económico. Pareciera que nuestro Gobierno vive en una fantasía paralela a nuestra realidad donde, en época de crisis, se puede aumentar el gasto sin hacer los necesarios recortes en el aparato estatal. Esta visión es extremadamente peligrosa y puede causarnos grandes dificultades en los siguientes años.
Es necesario entender la situación en la cual Costa Rica entra a esta crisis. Previo al desplome financiero del 2008, el PIB nacional crecía en más de un 5 por ciento y venía en crecimiento, mientras que ahora vivimos lo contrario con números alrededor del 2 por ciento y en caída. Nuestro déficit es cada vez menos sostenible y a diferencia de otros países, no contamos con un buen apalancamiento para endeudarnos.
A pesar de esto, el Presidente de la República, en conferencia de prensa propuso un nuevo “impuesto solidario” que afectaría toda la clase media. De implementarse este nuevo cobro, las familias costarricenses y el sector privado se verían todavía más asfixiados por la situación actual y significaría un adicional golpe a la economía nacional.
De no reducir el gasto público y aplicar las medidas necesarias para la reactivación económica, como apertura de monopolios, facilitación de trámites, simplificación de impuestos, disminución de la burocracia y demás, Costa Rica se podría enfrentar una crisis inigualable que afectaría las vidas de muchos y transformaría la economía nacional. En tiempos como estos, el Gobierno tiene la obligación de tomar decisiones, sean fáciles o difíciles, y actuar de manera austera .