No queda duda alguna que la prioridad de este Gobierno ante la actual pandemia debe ser la salud pública. Gran parte de la conversación nacional ha girado alrededor de este tema y las recomendaciones al público de jerarcas institucionales en todo el mundo han sido claras, entre ellas la más importante: distanciamiento social. Quedarse en casa, por más necesario que sea, implica un gran costo para la economía de cualquier país y es por esto que también tenemos que unirnos para enfrentar el golpe económico causado por este virus.
Durante varios años se ha estado hablando sobre reactivación económica, ya que el país se ha quedado estancado y nos acercábamos cada día más a una recesión y sus graves implicaciones para las familias costarricenses. Lamentablemente, ninguna de las últimas administraciones, tanto del PLN como del PAC puso adelante las medidas necesarias para darle nueva vida a la economía nacional. Esta inacción nos deja muy vulnerables ante los grandes daños y paro de industrias causados por covid-19 e intentar una reactivación en el contexto actual es prácticamente imposible; la labor que le queda al Gobierno y a la oposición es amortiguar el impacto por venir.
Una de las grandes amenazas y posibles causas de una crisis es nuestro rígido código de trabajo que impide la flexibilidad necesaria en situaciones como esta. Las únicas opciones que este brinda son despidos o suspensiones de contratos laborales, la segunda solamente con autorización del ministerio de trabajo. Con el fin de evitar una ola masiva de despidos, el Estado debe actuar rápido y permitir la reducción de jornadas laborales y salarios en momentos de crisis comprobadas a nivel nacional. También las cargas sociales deben ser ajustadas para permitir menores contribuciones y así salvar miles de empleos para que puedan volver a la normalidad después de este tiempo tan lleno de incertidumbre.
Asimismo, es vital la suspensión de varios pagos como se ha hecho tanto en El Salvador como en EEUU. Entre estos, el cobro de la electricidad, el agua e internet, los pagos a instituciones crediticias (bancos, cooperativas de crédito y demás). Por otro lado, se debe aprovechar esta coyuntura para analizar de manera exhaustiva las regulaciones innecesarias y eliminarlas de manera permanente o suspender algunas de estas. Adicionalmente, es indispensable disminuir o aplazar el cobro de diversos impuestos como el IVA, renta, selectivo de consumo, aranceles de todo tipo y muchos más.
Con el cierre temporal de aeropuertos y puertos marítimos, cancelación de vuelos y reservaciones de hoteles queda claro que el sector turismo, una industria vital para el país, perderá millones de dólares y se verá gravemente afectado. Por lo tanto, es necesario que el Conassif suavice sus regulaciones y permita a los bancos tomar medidas para apaciguar esta crisis como reducciones de tasas de interés y períodos de gracias de hasta cuatro meses.
En reflexión, debemos colaborar y actuar todos en unión para así superar estos difíciles tiempos. No obstante, debemos estar al tanto de las medidas que tomen nuestros gobernantes y proponer soluciones de manera activa. Si bien se han cerrado las fronteras, sigue siendo imperativa la colaboración internacional y observación de las acciones tomadas alrededor mundo, tanto las dignas de imitar como las que se deben evitar.