La lenta caída de EEUU

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Artículo de opinión

Este artículo representa la opinión de su autor y no necesariamente la posición editorial de SOMA CR.

Cuando Donald Trump fue electo presidente en noviembre de 2016, tuvo dos campañas claves que le brindaron el apoyo necesario para ganar: la de construir un muro en la frontera con México, y la que llama “Estados Unidos primero”. Esta consistía en varias legislaciones para reducir los impuestos a las enormes corporaciones privadas, cortar tratados de libre comercio con entidades internacionales, e imponer aranceles, todo con el propósito de traer más empleos en áreas de manufactura al país y hacer tratados que beneficien aún más a EE. UU. Desde que asumió el poder empezó roces innecesarios con líderes de países aliados como Canadá, Australia, el Reino Unido, Francia y otros a través redes sociales, comenzó la “Guerra comercial” con China donde competían por quien le imponía las aranceles más altas al otro, prohibió la inmigración de siete países musulmanes, mejor conocido como el “Muslim Ban” o ¨Prohibición musulmana”, reguló el tratado de libre comercio de Norteamérica, amenazó a Francia con aranceles del 100% a productos locales, sacó al país del Acuerdo climático de Paríssacó al país de la Organización mundial de la salud (OMS), criticó a sus aliados de OTAN y amenazó con abandonar la alianza, criticó a las Naciones Unidas, y comentó polémicamente de muchos otros tratados y países. Toda esta inestabilidad política y aislamiento pone a los países que por más de setenta años han tenido a EE. UU como su principal guía, protector y pareja de intercambio económico en una difícil posición de inseguridad y vulnerabilidad.

A la misma vez, Xi Jinping, el presidente/dictador de China, ha trabajado arduamente para expandir su esfera de influencia. Empezando por la industria privada, empresas chinas están expandiendo su representación mundial, como Huawei y Tik-Tok entre otras, y aquí en Costa Rica lo podemos presenciar con CHEC, la empresa que está expandiendo la ruta 32 de Río Frío a Limón y CRRC Quingdao Sifang Co. LTD., la empresa que nos está vendiendo los carros para el nuevo tren eléctrico, dos proyectos que hace 20 años se hubieran desarrollado por, lo más probable, una empresa estadounidense. China también está desarrollando su famosa “Iniciativa de la Franja y la Ruta”, la cual consiste en el proyecto infraestructural más caro de la historia, de casi un billón de dólares, que planea construir una serie de puertos y ferrocarriles a través de casi 70 países, con el propósito de abrir y facilitar nuevas rutas de comercio a China. Esto no solo promueve intercambio e inversiones en China e impulsos a economías subdesarrolladas, sino que aumenta el apoyo que tiene el país en la política internacional, lo cual es uno de los principales motivos de la nación.

La economía estadounidense es una cuyo poder se ha concentrado en las manos de unos cuantos empresarios dueños de las más grandes corporaciones, resultando en las peores cifras de desigualdad social de la historia, donde el 0.1% más rico tiene mas riquezas que el 50% más pobre de la población, a causa de un gobierno que protege cada vez menos al trabajador y un salario mínimo que no incrementa desde 2009, estancando los salarios en comparación al crecimiento del PIB y la inflación. La mentalidad política sigue siendo la de los noventa de “le ganamos a la URSS y ahora somos los invencibles líderes del mundo y el capitalismo triunfó” y no se ha logrado adaptar acorde con los cambios de la última década especialmente. En el mismo periodo de tiempo, la economía china ha pasado de ser una de alta pobreza, subdesarrollada, rural, y con abundancia de mano de obra exageradamente barata, a una de prosperidad en los ámbitos de tecnología, infraestructura, calidad de vida e industrialización; la taza de pobreza (menos de $5.50 al día) bajó de más de 98% en 1990 a menos de 24% en 2016, que por más que siga siendo una cifra alta, son alrededor de 975 millones de personas que salieron de la pobreza. Mientras que la generación de los “Milennials” sufre con pagar su promedio de $32,000 en deuda estudiantil, mantener un hogar con un mercado careciente de casas o apartamentos asequibles y/o mantener hijos en Estados Unidos, los integrantes de la misma generación en el contrincante oriental representan el 65% del consumo local, aunque hayan nacido durante la ley que limitaba a cada pareja a un/a hijo/a, haciéndolos una generación menos poblada.10

Este ambiente geopolítico que lleva evolucionando desde hace relativamente poco, ha sido revolcado por la pandemia del COVID-19, la cual ha mostrado alarmantes fallas en el sistema económico y político estadounidense, el cual falló catastróficamente conteniendo el virus y se vio gravemente afectado económicamente. El sistema económico estadounidense era como una ciudad que se le estaba haciendo un hueco por debajo del suelo, y en vez de rellenarlo, le construyeron más edificios por encima, y el virus fue el terremoto que se llevó a la ciudad. Millones de personas perdieron sus empleos rápidamente sin ninguna protección del gobierno, y muchas de ellas deben más de lo que tienen, perdiendo rápidamente sus ahorros. Hoy son el país con más casos, casi 2 millones, y más muertes, más de 110000; ambas cifras son más que el doble de las de Brasil, el segundo país con más casos. La falta de liderazgo y responsabilidad por parte del gobierno dejó al país vulnerable y desesperado por cualquier solución para su situación interna. China, mientras tanto, reporta que frenó completamente el crecimiento del virus al principio de marzo. Por más inalcanzable y falsa que parezca esta cifra, publicada por un gobierno autoritario con transparencia sumamente cuestionable, el valor de acción del indicador más importante de su bolsa de valores, el SSE Composite Index, ha subido de $2899 el 6 de diciembre de 2019, justo antes del descubrimiento de COVID-19 a $2930 ahora, 6 meses después, mientras que el Dow Jones, uno de los indicadores más importantes de la bolsa de valores de Wall Street, ha bajado de $28015 a $27110 en el mismo periodo.

Lo más importante de notar durante este tiempo de caos, es como los dos países han manejado la crisis. El gobierno no toma responsabilidad por los errores que han causado mas de 100000 muertes y un crecimiento de la taza de desempleo de casi 10%, y esto coincide con la protesta más grande que ha tenido el país en su historia, principalmente motivada por el racismo sistematizado hacia la población afrodescendiente. Con costos están manejando sus propios problemas de manera efectiva, menos aún van a ayudar a otros países. China, en cambio, impuso estrictas pólizas de distanciamiento desde una etapa temprana y, según lo que reportan, frenaron el crecimiento del virus por completo y volvieron a arrancar con su economía rápidamente. Para demostrarle al mundo su capacidad, han tomado el rol de líderes en la OMS con el vacío de poder que dejó EE. UU al abandonarla, y han donado equipo de protección personal a varios países como misión humanitaria, incluyendo a Costa Rica.

¿Cuál es el futuro para el mundo y para Costa Rica? Muy difícil de predecir, pero casi seguramente uno donde China sea la nueva potencia mundial. Ya lo hemos visto en los últimos 10 años en nuestro propio país, como por ejemplo el estadio nacional a cambio de pesca libre de nuestros tiburones, los carros del nuevo tren eléctrico, la expansión de la ruta 32, la enorme porción del mercado de celulares asequibles que ha consumido Huawei, y muchos otros intercambios con empresas más pequeñas. En un futuro no distante podríamos ver más películas de Hollywood con presencia china, más productos comerciales chinos y menos americanos, más proyectos infraestructurales concesionados a empresas chinas, o hasta donados por el gobierno con tal de hacer con nuestra pequeña nación lo que plazcan y un incremento en inversionistas chinos, y en un futuro más distante se podría ver como la mayoría de los países del mundo cambian y se conforman para servirle a los chinos como lo hicieron tantos países para les Estados Unidos el siglo pasado, incluyendo a Costa Rica con enormes empresas como la United Fruit Company e Intel. Se podría llegar a ver como EE. UU hace todo lo posible para mantener su liderazgo en el mundo, aludiendo a medidas extremas como inflar la bolsa de valores, amenazar a otros países con sanciones económicas, como lo ha hecho Trump y como probablemente lo vaya a seguir haciendo por cuatro años más, y, en el caso más extremo, usando poder militar, lo cual será una de las últimas cosas donde mantengan la ventaja. En el mejor de los casos, esta crisis podría llevar a cambios radicales en el sistema político y económico estadounidense para mantener a los ciudadanos sobre una red robusta de protecciones civiles y la economía China podría colapsar como lo hizo la URSS hace casi 29 años, pero a como va la situación actualmente, no hay ninguna luz al final del túnel.

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