Con la llegada del COVID-19 y la enorme incertidumbre económica tanto a nivel nacional como a nivel internacional, varios formadores de opinión y políticos han presentado diversas propuestas para rescatar la economía costarricense. Muchos de estos planes implican grandes reformas estatales que si bien necesarias, pueden ser un tanto ambiciosas y poco viables con la actual administración. Por otro lado, existen propuestas más simples y concretas que pueden darle nueva energía al país, crear más empleos y fortalecer las finanzas públicas. Entre estas, destaca sobre todo la legalización del cannabis no solo industrial, sino también medicinal y recreativo.
En Costa Rica la marihuana está normalizada en muchos sectores de la población, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Al día de hoy, nuestro país ocupa el sexto lugar en cuanto a uso de cannabis en Latinoamérica. Asimismo, tanto su uso como cultivo para consumo propio no están penados. Basta con hacer una lista de la enorme cantidad de sobrenombres con los que cuenta la marihuana, para darse cuenta de que la planta que hace no mucho fue satanizada, cada día es vista con menos hostilidad que el anterior. Así como a la cerveza se le conoce como “birra”, al cannabis se le conoce como “mota”.
Recientemente, el Gobierno propuso legalizar el cannabis para uso industrial, conocido como cáñamo. De esta manera, se habilitaría el cultivo meramente para su uso en la producción de textiles, materiales renovables para construcción y demás. Si bien bienvenida, esta medida es característica del “nadadito de perro” en el país y la falta de coraje para llevar a cabo un cambio significativo. El simple hecho de que esto sea prohibido es un tanto risible y no debería haber debate alguno en cuanto a este tema. La legalización del cannabis recreativo durante los próximos años es prácticamente inevitable, por lo que deberíamos actuar con anticipación y cosechar los beneficios que conlleva ser de los primeros en la región. Esto sería mucho más ideal que ser uno de los últimos en la región y hacer el cambio cuando ya muchos países nos lleven la ventaja.
Así como recientemente dimos un paso histórico con la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo, podemos salir adelante con el cannabis. Ya países como Uruguay, así como varios Estados en EEUU, han pasado legislación para su uso recreativo. La guerra contra las drogas ha sido un gran fracaso de política pública y la legalización del cannabis significaría un avance en pro de las libertades civiles, el sentido común y el bienestar ciudadano. Basta con ver las cifras en los Estados Unidos para darse ideas del cambio positivo que dicha medida representaría en el país. La introducción de marihuana legal ha debilitado a los violentos cárteles de droga en México y ha traído gran cantidad de ingresos en impuestos para el estado de Colorado. Costa Rica podría beneficiarse grandemente con estos ingresos e invertirlos en sectores importantes como la educación y la salud. Asimismo, debilitaría el crimen organizado y la industria pasaría de las manos de criminales a las de agricultores y empresarios que cumplen con las leyes y regulaciones establecidas.
Sobran los artículos sobre los beneficios que brindaría la legalización del cannabis y con varios casos exitosos que sirven como ejemplo, estamos a tiempo para dar este importante paso. Abrir este mercado no quiere decir que su uso recreativo no conlleve riesgos, pero así como permitimos y regulamos el uso de sustancias como el alcohol y el tabaco, podríamos permitir el uso controlado del cannabis.