José Miguel Corrales: Enemigo de la patria

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En los días recientes nuestro país ha sido secuestrado por bloqueos insensatos que impiden el libre transporte de personas y violentan la libertad y derechos de la población costarricense. Dichas protestas son producto del movimiento que se hace llamar “Rescate Nacional” que promueve ideas extremadamente peligrosas y tiene metas cada vez más confusas. Este movimiento es dirigido por José Miguel Corrales, un político de antaño, que aún mantiene ideas del pasado cuyo único legado ha sido un Estado incompetente, frenado por abusos sindicales, instituciones anticuadas y el siempre creciente gasto público.

Corrales es producto del gran vacío de poder que han creado la inoperancia y falta de liderazgo de la administración Alvarado y representa una alternativa mucho más peligrosa con propuestas totalmente ajenas a la realidad nacional y un accionar antidemocrático. Conforme pasan los días la agenda de Rescate Nacional se vuelve más borrosa y lo único que queda claro es su sed de poder, con la que pretenden forzar su entrada al “diálogo nacional”. Es sorprendente que una figura como Corrales, cuyas aspiraciones presidenciales fueron rechazadas múltiples veces por el pueblo, agarre relevancia repentinamente y que se le permita retener el proceso democrático de nuestro país.

Los motivos de este movimiento son en gran parte ilógicos ya que se justifican con la oposición a la propuesta del presidente ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), que desde su concepción era totalmente inviable. Esto quedó claro desde el momento que las distintas fracciones legislativas se expresaron en contra de la propuesta y se observaba a grande una actitud nacional en contra de las pretensiones de aumentar impuestos. Los bloqueos de Corrales son un acto mafioso y autoritario que han afectado la economía nacional, el día a día del trabajador costarricense e inclusive obstaculizaron el parto de dos gemelas.

Sin embargo, el peligro de este movimiento no existe solamente en sus bloqueos y actitud dictatorial, sino también en sus paradójicas propuestas. Entre ellas destacan algunas como la impunidad para los manifestantes, frenar el desalojo de los bloqueos, o sea, permitir su continuación y por último, descartar la venta de activos. Estas pretensiones, más allá de ser un completo descaro, son perfectos ejemplares de las ideas conformistas y miopes del pasado que nos han llevado a la crisis actual. Si esta Administración sucumbe ante las demandas de Rescate Nacional dejaría un peligroso precedente donde no solo se exoneraría a un grupo de sus acciones criminales, sino que también le “regalaría” protagonismo en la toma de decisiones a un grupo anacrónico y delirante. 

Es claro que existe un gran descontento en la población y que la amenaza de la pandemia y sus consecuencias económicas es extremadamente seria. No obstante, debemos ser extremadamente cuidadosos con personajes como José Miguel Corrales que pretenden seguir con el gasto insensato del sector público, sin necesidad de reformas a un Estado con innumerables instituciones y claros síntomas de inoperancia.

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