Vivimos una situación complicada, tenemos uno de los índices de desempleo más altos en décadas, se nos junta una precaria situación fiscal y, para colmo de males, el default está frente a nuestras narices. Ante esto, hay algunos diputados que se aprovechan de estas situaciones para ofrecer políticas de “democracia económica”.
Justamente se vuelve el tema de una renta básica universal, algo que significa un subsidio por parte del Estado para todos los ciudadanos o bien una renta universal personalizada, que beneficie a una persona en función de su condición actual, pueden ser los quintiles más bajos. Normalmente, quienes hacen estos cantos de sirena los efectúan con la excusa de tener una mejor redistribución de la riqueza, reducir los niveles de pobreza, minimizando la desigualdad y, claro, incentivando el consumo de las familias.
Pero ¿es esto cierto? Como cualquier propuesta del Gobierno, sus efectos siempre son los contrarios. Garantizar el depósito o el cheque mes a mes para las personas o familias podría significar una zona de confort para aquellas personas que ven “dinero fácil” por el simple hecho de respirar, esto desincentivaría la búsqueda de empleo.
Otro efecto es si esto se les da a todas las personas por igual, estaríamos hablando de posibles efectos inflacionarios que empujarían los precios hacia arriba, dejando a las personas con menores ingresos en la misma situación en la que se encontraban antes, y el objetivo de garantizar los mínimos de consumo se diluirán entre el aumento de los precios.
Supongamos que Costa Rica decide establecer una renta básica universal para el I y II quintil, para todos los hogares. Según el INEC, en el Enaho a julio del 2020 había 641.796 familias, que son 2.265.430 personas, el 43% de la población de nuestro país, quienes se ubican en estos dos quintiles. Siempre de acuerdo con el INEC, el ingreso promedio del primer quintil es de apenas 200.315 colones y para el segundo quintil es de apenas 318.426 colones.
Aquí encontramos el primer obstáculo, que es establecer una renta que no afecte la búsqueda de empleo, porque si establecemos una renta superior a los 200 mil estaríamos dando más de los ingresos medios del primer quintil y más del 50% de los ingresos del II quintil. Pero continuando con el ejercicio y suponiendo que los diputados lo que quieren es “eliminar” la pobreza deciden establecerla en 225.000 por dos años y medio, porque es un poco más alto que el salario mínimo de una empleada doméstica según el MTSS.
Con esto en mente veamos un poco de álgebra básica, si deciden dársela a los 641.796 hogares estaríamos hablando de 14.439.600.000 de colones de manera mensual, al año tendríamos la módica cifra de 173.275.200.000 colones y en dos años y medio el subsidio sería de 433.188.000.000, aún tipo de cambio de 612 tendríamos $707.823.528,41 sin contar pagos de aguinaldos o salario escolar. ¿De dónde saldrá ese dinero?
Solo para que tengamos una dimensión de la cantidad de plata que significa, el gasto en protección social en Costa Rica para el 2016 fue 1.400.000.000.000 una cifra para nada menor, lo que significa que son poco menos de 300.000 colones por cada costarricense según el programa de Estado Nación, y aún así con este gasto, con más de una docena de instituciones destinadas a combatir la pobreza y la desigualdad y con más de 20 programas, no hemos logrado disminuir la pobreza. Pero dimensionamos, un poco mejor el recorte del presupuesto de Hacienda es de apenas 150.000.000.000 colones, el préstamo del CAF para Costa Rica es de $500 millones de dólares, y hace poco en el 2018 el gobierno tuvo que recurrir a un préstamo de 498.000.000.000 en letras del tesoro del Banco Central para hacerle frente a sus obligaciones corrientes.
Por último, con renta básica, no es un tema de que deba de decirse así a la ligera, es una situación que podría tener situaciones procíclicas por liberar a la economía más de 433 mil millones de colones. Pero esto no acaba aquí, nosotros estamos partiendo de que la cantidad de familias en estos quintiles será estática por dos años y medio, pero no es así, esa cifra de 641 mil familias evidentemente aumentará gracias a los flujos migratorios que se darán hacia Costa Rica, para justamente cobrar la renta solo por existir.
Países como Suiza rechazaron contundentemente la renta básica universal por justamente tratarse de medidas asistencialistas que, en lugar de mejorar la calidad de vida de las personas, podrían tener consecuencias adversas para el país.