Casi 5 millones de ticos comemos arroz, especialmente las personas con menos recursos. De esos, 1.5 millones de ticos en pobreza utilizan un porcentaje mayor de sus escasos recursos en comprar arroz para alimentarse, si lo comparamos con lo que gastan en arroz el resto de ticos.
El Estado ha montado un sistema en Costa Rica para beneficiar a los productores y a los industriales del arroz en perjuicio de los 5 millones de consumidores. De hecho el precio del arroz en nuestro país es de los más caros del mundo.
Esa alianza entre poder económico y poder político que afecta a los consumidores se llama mercantilismo, capitalismo de amigotes o capitalismo salvaje. Eso, en el caso del arroz, se viene haciendo en Costa Rica desde al menos un par de décadas.
Afecta a 5 millones de consumidores, dentro de los cuales hay 1.5 millones de consumidores pobres, para beneficiar a un poco menos de 500 productores y 10 industriales, que en la mayoría de los casos pertenecen a productores.
Los productores se dividen en pequeños y micro (370 aprox) que representan el 17% del área sembrada, y los medianos y grandes (124) que representan el 83% del área sembrada.
La fijación de precios del arroz en Costa Rica es una forma descarnada de describir el efecto “Hood Robin”, no “Robin Hood”, que significa quitarle al pobre para darle al rico. ¡Esa transferencia de pobres (1.5 millones) a 124 ricos es absolutamente inmoral!
Urge abrir el mercado del arroz. Para ello debe eliminarse los impuestos de importación del arroz, y la intermediación forzosa de CONARROZ en época de desabasto (60% del consumo se importa ya que la producción cubre solo el 40%). También hay que cerrar CONARROZ.