En el entorno político actual y principalmente en la política estadounidense, se han estado mencionando con mayor frecuencia los países nórdicos como referentes del modelo a seguir para ser una nación con altos estándares de vida. Ante tanta abundancia de comentarios políticos sobre esta región llama la atención una breve y más específica comparación entre Noruega y Costa Rica.
Noruega, al igual que Costa Rica, cuenta con una belleza escénica espectacular, poblaciones similares y reconocimiento mundial como líderes en la batalla contra el cambio climático y por la preservación del medio ambiente. Esta reputación que tienen ambos países es gracias a ciertas acciones que ambos Estados han acometido. Entre ellas resaltan sus metas ambiciosas para llegar a cero emisiones en un periodo menor a 20 años, fuertes regulaciones contra la deforestación, utilización del agua como fuente de energía limpia y otras energías renovables. A estas políticas públicas se les suman las campañas publicitarias agresivas que han hecho ambos países para la comunidad mundial y se llega a la imagen que muchos internacionales tienen al pensar en estos países.
Noruega es afamada por sus bases socialdemócratas, mismo es el caso de Costa Rica que desde la creación de la Segunda República se instauraron ideas fundamentales de dicha ideología en la Constitución. Ambas naciones se definen de tal manera ya que el gobierno es dueño de varias empresas que operan en diferentes sectores de la economía; es decir tienen un Estado empresario. Por otro lado, Noruega cuenta con cargas tributarias altas que le permiten tener programas de redistribución de riqueza, al igual que Costa Rica, donde según las últimas estadísticas una de cada cuatro familias recibe algún tipo de ayuda pública directa.
A pesar de todas estas similitudes hay una clara diferencia entre ambos países en donde Costa Rica se queda atrás. Nuestro enorme aparato estatal y programas sociales en este momento se financian con impuestos y deuda ya que lo recaudado no da abasto para cubrir el enorme gasto estatal; una de las razones por la cual tenemos un déficit fiscal histórico muy cerca del 7% del PIB. En contraste, Noruega sostiene sus programas sociales no solo con impuestos pero también con su renta petrolera. Así es, un país líder en la batalla por preservar el medio ambiente explota sus recursos naturales para que sus ciudadanos vivan mejor. Estas rentas petroleras estimulan su economía en sobremanera e impulsan el fondo soberano de riqueza más grande del mundo que posee alrededor del uno por ciento de todas las acciones del mundo. Todo eso facilita la existencia de políticas públicas tan generosas.
En Costa Rica podríamos aprender muchísimo de los países escandinavos, esta es solo una pequeña muestra de una política pública que podría cambiar dramáticamente nuestra calidad de vida. Podemos seguir siendo referentes a nivel mundial como protectores del medio ambiente y explotar nuestros recursos naturales de una forma sostenible. Mas allá de satanizar la explotación de recursos naturales como la minería, el petróleo o gas natural, frenando un potencial motor de la prosperidad, se debe pensar a largo plazo y entender que el progreso no imposibilita responsabilidad ambiental.