Semanas atrás en El Salvador se aprobó en pocas horas la “Ley bitcóin”, que establece esta criptomoneda como “moneda de curso legal” y define la participación del gobierno salvadoreño en su venta y transacción. La ley ha sido aplaudida por aquellos que tienen criptomonedas, quienes esperan que legislaciones similares se adopten en otros países. Sin embargo, dicha norma ha sido duramente criticada por un sector del mismo mundo de estas “monedas digitales”. ¿Por qué?
Los peligros de la Ley bitcóin
Recordemos que las criptomonedas nacen como una alternativa al dinero emitido y controlado por el Estado, se basan en la descentralización, la privacidad y los bajos costos de su transacción gracias a la tecnología blockchain. De ahí nace la principal crítica a la Ley bitcóin del presidente Bukele: la intervención del Estado en el uso del bitcóin como moneda o medio de pago. Con esta ley, el gobierno no solo está obligando a los salvadoreños a aceptar bitcoins, sino que además participaría activamente en la compra y venta de esta criptomoneda, pues según la ley “proveerá alternativas que permitan al usuario llevar a cabo transacciones en bitcóin, así como a contar con convertibilidad automática e instantánea de bitcoin a dólar”. ¡Nada más contradictorio! El bitcóin no era ilegal en El Salvador y podía usarse voluntariamente, eso sí, sin el beneficio de que no le aplicaran impuestos por ganancia de capital, como ahora lo estipula la nueva ley.
Una amenaza para Costa Rica
Así, con bombos y platillos por la ley de Bukele, los salvadoreños financiarán con sus impuestos la adopción de esta criptomoneda por parte del gobierno y participarán todos (quieran o no) en el mercado de las criptodivisas, pues el Estado obtiene sus recursos nada más y nada menos que de los impuestos que extrae. ¿Pero por qué tanto apoyo en el mundo del cripto? Bueno, estas medidas benefician a los empresarios del bitcóin y a inversionistas de estas y otras criptomonedas, pues podrán liquidar más fácil sus ganancias, así como que contribuye a que más personas usen las criptodivisas en su vida cotidiana. Por ello algunos esperan e impulsan con muchas ansias legislaciones similares en Costa Rica y otros países.
La muerte de la autonomía de la voluntad
No podemos permitir que el Estado se involucre y, consecuentemente, nos involucre contra nuestra voluntad en el mercado y uso de criptodivisas. El bitcóin, el ethereum y hasta el dogecóin apuntan a ser el futuro de los medios de pago y en buena hora por las ventajas que ofrecen frente al voraz apetito de los políticos, pero por eso mismo debemos mantenerlos fuera.
No terminemos de matar al principio de la autonomía de la voluntad con más legislación intervencionista. Ya las criptomonedas tienen poder liberatorio y pueden utilizarse como medio de pago en Costa Rica si así lo determinan los sujetos privados, no merecemos verlas reguladas en el triste capítulo de Política Monetaria, Financiera y Cambiaria de la Ley Orgánica del Banco Central de Costa Rica por el interés de unos pocos.