¿Prohibir el efectivo?

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Artículo de opinión

Este artículo representa la opinión de su autor y no necesariamente la posición editorial de SOMA CR.

Un candidato presidencial ha propuesto reducir el uso del dinero en efectivo y eventualmente prohibirlo. Se alega que esto economizará recursos al no ser necesario imprimir tantas monedas y billetes.

Otros alegan que esto ayudará a combatir el narcotráfico, el terrorismo, y desde luego, la evasión fiscal.

Algunos que se oponen a esta idea alegan razones pueriles: como que no toda la población cuenta con teléfonos inteligentes, que la cobertura de internet es limitada, etc.

Sin embargo, existen razones de mucho más peso para oponerse a esta pesadilla totalitaria.

La verdad es que el dinero en efectivo nos permite vivir en libertad y resguardar nuestra privacidad.

Y no se trata de estar en contra del uso de medios digitales. Pero más allá de los gustos personales, ¿con cuál retorcida ética se nos puede prohibir escoger el medio de pago que deseamos usar al disponer de nuestra propiedad?

Gracias al dinero en efectivo las personas pueden encontrar refugio de los altos impuestos, que han llegado a niveles confiscatorios.

Gracias al efectivo podemos protegernos de las regulaciones excesivas, que nos estrangulan con altos costos.

Además, sabemos que el efectivo es la mejor arma para conservar nuestra privacidad. Y con el efectivo podemos mitigar los efectos expropiatorios de las tasas de interés negativas.

Con el efectivo podemos expresar nuestras voluntades más personalísimas, sin estar obligatoriamente encadenados al ojo fisgón del aparato estatal.

Pero el que quiera dejar de usar efectivo está en todo su derecho. El que quiera entregarse a la banca central, es libre para renunciar a su libertad.

Y el que quiera registrar sus hábitos de consumo con terceros es libre para renunciar a su intimidad.

Además, el dinero es parte esencial de un sistema de propiedad privada y de la división del trabajo. Prohibir o restringir el uso del efectivo es amputar una parte sustancial del libre mercado.

El efectivo es un símbolo de la Libertad porque nos hace soberanos. Nos hace independientes. Nos permite vivir como hombres libres, sin estar bajo la mira del voyeurismo estatal.

Prohibir el dinero en efectivo para combatir el narcotráfico o la evasión fiscal, sería como matar al caballo para exterminar sus pulgas.

Similar a prohibir las bebidas alcohólicas para combatir el alcoholismo. ¿Y por qué no prohibimos la prostitución para combatir la infidelidad conyugal?

Estas son “soluciones” que siempre acarrean más problemas, y de mucho peor naturaleza, que el mismo problema que se quiere remediar

Prohibir el efectivo porque unas personas lo usan en sus actividades delictivas es un absurdo. Es un horrible castigo de naturaleza colectiva.

Nunca faltará la pregunta bobalicona: “¿si no hacés nada ilegal, cuál es tu problema?” Lo cierto es que la sociedad se torna insoportable si renunciamos al derecho de tener privacidad.

Solamente los hombres que en verdad son libres pueden decidir, qué parte de su vida económica compartirán con el resto. Un esclavo carece de ese derecho. Por esta razón la libertad y la privacidad son inseparables.

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