Esta semana se nombró al nuevo «zar» de los ferrocarriles que asumirá funciones el 8 de mayo. En su primera entrevista manifestó que el proyecto del tren eléctrico del gran área metropolitana es una necesidad.
Pero según lo había informado la prensa, este mismo proyecto consumiría un subsidio durante 30 años (que recibirá el concesionario «privado») de entre $50 y $150 millones anuales.
Desde luego, este subsidio saldrá de la cartera del pagador de impuestos. ¿De dónde más podrían salir estos recursos?
Siempre, el grupo obligado a pagar un subsidio verá que su riqueza es expropiada a la fuerza. Mientras que el grupo que se alimenta del subsidio cosechará beneficios a costa del primero.
Además, ¿cuál empresario tiene el poder de expropiar la riqueza de su prójimo para existir? Obviamente ninguno.
El verdadero empresario usa sus recursos, o los que voluntariamente otros le aportan, y esto implica que siempre asume un riesgo. Por esta razón, el empresario está siempre sujeto al balance de pérdidas y ganancias.
Si algún día las futuras utilidades llegan, estas serán la justa recompensa por la apuesta hecha en primera instancia. Pero si un «empresario» necesita que el pagador de impuestos le aporte de $50 a $150 millones al año, ¿cuál riesgo asume?
Si el concesionario va a extraer los recursos del pagador de impuestos, es claro que no se diferencia en nada del resto de los entes estatales.
Además, si comparamos a un ferrocarril eléctrico con los vehículos de combustión encontramos que estos no necesitan de un subsidio. Entonces, ¿no sería esta clase transporte algo menos oneroso para el pagador de impuestos?
Si los vehículos de combustión interna operan sin un subsidio, y por tanto, son económicamente más eficientes: ¿qué necesidad hay de hacer artificialmente posible (mediante ese subsidio) el transporte ferroviario eléctrico?
Si este proyecto va a requerir de un subsidio para su existencia, estaríamos ante una grosera falsificación de precios. Además, de una transferencia involuntaria de riqueza.
Intentar hacer rentable aquello que en verdad no lo es, y construir lo que no debería construirse en condiciones normales (sin subsidios), no puede nunca conducir un país hacia la prosperidad.
Siendo que el capital es escaso, ¿por qué se debería derrochar recursos en proyectos que necesitan de un subsidio para superar su punto de equilibrio?